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Generalidades y Características Para ser portero

El arquero es, en primer lugar, el hombre decisivo en la defensa. Su capacidad y seguridad en impedir goles transmite seguridad al resto del equipo. Del mismo modo, es quien inicia el ataque con un golpeo en largo, o lanzamiento de mano dirigido con exactitud, o incluso sacando el balón jugado en corto desde la misma portería con el pie. 
Un portero de élite debe contar obligatoriamente con una gran fuerza mental, puesto que se enfrentará a situaciones en las que su buena o mala actuación repercutirá definitivamente en el devenir del partido, y en el resultado que obtenga su equipo. En muchas ocasiones, sus fallos no pueden ser enmendados por otro compañero. De igual modo, una actuación estelar puede marcar la diferencia entre la victoria o la derrota. 
Por su posición en el campo, en la mayoría de los casos se convierte en uno de los líderes del equipo. Al tener una visión panorámica del campo desde atrás y con total perspectiva, es capaz de mandar y dirigir tanto a la zaga como al resto del equipo. En jugadas como contraataques tras un córner, la rápida visión de juego y precisión en sus pases serán determinantes al a hora de fabricar una ocasión de gol para su equipo. 
En cuanto a las características técnicas, un gran portero debe tener reflejos 'felinos', velocidad de  reacción y unos reflejos enormes. Además, la intuición será un plus añadido que lo hará anticiparse en acciones de potencial peligro ante su portería. Últimamente, proliferan los porteros que dominan el juego con los pies. Ejemplos como los de Ter Stegen o Neurer, son cada vez más comunes en el fútbol moderno. 
En cuanto a las características físicas, los porteros suelen ser jugadores bastante altos. Es muy extraño ver un portero por debajo de 185 centímetros, y por tanto, la envergadura al abrir los brazos, hará que el delantero vea la portería mucho más pequeña de lo que lo es en realidad. La altura ayudará también al guardameta a dominar el juego aéreo.
Por último, destacar que un portero debe de estar dispuesto a jugarse el tipo en distintas ocasiones sin pensar en las posibles consecuencias. Centros laterales a ras de suelo o balones aéros son situaciones de juego en las que el portero puede recibir golpes en cara o cabeza con la rodilla o codo del adversario y que pueden provocar lesiones de gravedad.

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